Esa casona de arquitectura colonial, con paredes gruesas y blancas, de grandes puertas y ventanas con rejas de madera, de techo alto con tejas cocidas ubicado a la entrada de la ‘Ciudad Señorial’, en plena carrera 43, podrá ser recorrida para conocer cada uno de sus rincones y observar bien de cerca las vajillas, los jarrones, las materas y los ceniceros, y todos los objetos que fueron intervenidos por los pinceles y la creatividad de la artista. Débora Arango considerada una de las artistas más importantes en la historia de Colombia, nació en Medellín el 11 de noviembre de 1907, y fue la primera mujer que enfrentó y cuestionó abiertamente el poder en Colombia desde las artes plásticas, y no era para menos: en sus obras reflejaba su manera y forma de ver la realidad, que de cierto modo iba en contra de lo que en ese momento estaba permitido para las mujeres. Y fue su forma de plasmar en sus pinturas los primeros desnudos en el país, lo que le trajo problemas con sectores sociales, políticos y hasta con la misma iglesia, quienes no concebían que cuerpos de hombres y en especial de mujeres desnudas se exhibieran sin ningún problema, situación por la cual casi es castigada con la excomunión. El curador Óscar Roldán, quien hizo parte del proceso de adquisición de la vivienda para abrirla al público, que la obra de Débora fue y es reconocida por plasmar los problemas sociales y políticos nacionales, así como la condición femenina.

“Tuvo tanto impacto su obra en la sociedad, que incluso fue censurada por Laureano Gómez, presidente conservador, quien con su fuerte postura radical veía en la obra de Arango un camino hacia el adulterio”.

“Ella fue una mujer que se preocupó de temas sociales, que en su momento fueron fundamentales, pero a los que el estado no le daba la mayor relevancia”, destacó Roldán.

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Aunque sus pinturas sobre desnudos desataron una serie de polémicas entre distintos sectores de la clase social de la época, tal vez lo más polémico en su obra fueron los retratos de conocidos políticos con forma de animales, entre los que se destacan por ejemplo, el retrato del general Gustavo Rojas Pinilla presidiendo un coro de sapos.

La restauración y la adquisición de esta propiedad tuvo una inversión de 13.734 millones de pesos, de los cuales cerca de 6.863 millones fueron aportados por el Área Metropolitana, 1.000 millones fueron destinados por la Gobernación de Antioquia y 5.863 millones salieron del presupuesto del municipio de Envigado.

“Este nuevo escenario se convertirá en un lugar de encuentro para los ciudadanos, donde confluirán la cultura, el patrimonio y la historia del arte en Colombia”.

“Débora Arango marcó un hito entre las mujeres en nuestro país, porque ella se atrevió hacer cosas que ninguna otra mujer había hecho: desafiar al poder y a la iglesia mediante sus pinturas. Era considerada por muchos una mujer adelantada a su época, que pintaba desde la cotidianidad”.

En este espacio para la cultura, los visitantes, además de conocer la forma en la que vivió la artista, podrán admirar obras de Débora que tuvieron como lienzo y algunos espacios de su hogar. Allí hay dos murales, zócalos y cerámicas que muestran el talento de la artista. Desde la muerte de Débora en el 2005, el acceso a la casa estaba restringido, pero cada día crece la ilusión de conocer el espacio que inspiró a la pintora expresionista y acuarelista a desafiar la clase social tradicional conservadora.

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